From the recording La Convivencia
Lyrics
Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo en el santo asilo.
Sus vastas orejas los salmos oían
y los claros ojos se le humedecían.
Aprendió mil gracias y hacia mil juegos
cuando a la cocina iba con los legos.
Y cuando Francisco su oración hacía,
el lobo las pobres sandalias lamía.
Salía a la calle, iba por el monte, descendía al valle,
entraba en las casas y le daban algo de comer.
Mirábanle como a un manso galgo